Té con corazón: la cooperativa Heiveld, en Sudáfrica

Los agricultores que venden su té a los grandes granjeros y no a través del canal de Comercio Justo, que resulta ser la mayoría, sólo pueden conformarse con soñar con el humilde pero insustituible bienestar del que disfrutan en esta pequeña cooperativa que os presentamos. Es el caso de Hannes Koopmann, miembro de la cooperativa Heiveld desde el año 2001, cuando se convirtió en uno de los diecisiete pequeños productores que aprovechó la oportunidad de vender su té a través del Comercio Justo.

No es de extrañar que Heiveld haya crecido tanto en los últimos años. Se ha difundido que si las personas venden el té en términos de Comercio Justo, pueden sacar más beneficios que simplemente usándolo para sobrevivir y la cooperativa tiene cincuenta y siete miembros y recibe continuamente solicitudes de admisión.

Hannes, de 46 años, vive y recolecta su té con el paisaje rocoso de la región sudafricana de Karoo como fondo. Cuando le preguntamos por la etapa anterior al año 2001, antes de formar parte de la cooperativa Heiveld, recuerda:

"En aquel entonces, teníamos que vender nuestro té a los grandes granjeros. Lo único que hicieron fue explotarnos y fijar ellos mismos el precio para el té. Pagaban lo que querían, a menudo ni cubría nuestros costes. Era suficiente para comprar comida, pero para nada más".

Desde que Hannes Koopmann vende su té mediante la cooperativa Fairtrade en Europa, gana diez veces más por kilo.

"Gracias a Fairtrade ha cambiado mucho mi vida. Tuve la oportunidad de ahorrar dinero con el que comprar más tierras y nuevas plantas, y aumentar así mi cosecha. Nos podíamos permitir la construcción de una pequeña cocina y comprar una camioneta", cuenta.

Y lo más importante: "Mis dos hijos pequeños no solo pudieron ir a la escuela primaria, sino que también pude permitirme enviarlos al bachillerato. Ahora tienen otras posibilidades totalmente diferentes en su vida de las que yo hubiera podido imaginar".

Hannes Koopmann está orgulloso de que a las personas en Europa les guste su té tradicional. Él cosecha cada año tres toneladas de té rooibos y por ello es uno de los mayores productores de la cooperativa. Su hija Celeste se encuentra de visita en el momento de la entrevista. Ella no realiza normalmente el trabajo de granja. La joven, de 27 años, trabaja también para Heiveld, pero no como agricultora. Celeste vive en Nieuwoudville, la ciudad colindante, donde trabaja como contable de la cooperativa, y al mismo tiempo, estudia Relaciones Públicas. Cuenta que actualmente está elaborando un plan con el que Heiveld pueda comercializar mejor su té en un futuro; palabras que despiertan el respeto y admiración de Hannes hacia su hija.

Toda la familia habla ya de los planes de futuro de los hijos. El más pequeño ya ha decidido qué quiere ser policía. Otra profesión más que no sería posible sin el Comercio Justo.

 

Foto de: http://sellocomerciojusto.org/es/productores/teeinfusiones/historiasdeproductores.html

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